Blown Away

Es un reality de 10 episodios (cada uno dura 23 minutos, los devoras en una sentada) en el varios concursantes compiten por convertirse en el mejor soplador de vidrio.

Sí, existe una pequeña posibilidad de que estés pensando algo así cómo "¿y qué  me importa a mí un programa de televisión sobre sopladores de vidrio?". Pero no te dejes llevar por tus prejuicios y echa la vista atrás. Está claro que muchos estamos en deuda con los sopladores de vidrio  ya que mucha de las cosas que vemos en las tiendas se derivan de alguien que una vez sopló por un tubo y dijo que se podía usar para esto y lo otro y hoy por hoy consumimos (que en la actualidad sean realizado por máquinas son otros 20) y lo mínimo que podemos hacer es ver su reality en Netflix para que aprendamos cómo fue que hicieron el jarrón, la copa y hasta quizás donde pones tu cepillo dental.

Cuatro cosas más para terminar de convencerte:

1. Durante los 23 minutos de cada capítulo vas a estar deseando que al que te cae mal se le reviente la figurita. Gustazo, porque a veces pasa.

2. Si dominas un poco el inglés, vas a gozar mucho de los dobles significados constantes, ya que soplar en la lengua de Shakespeare (y en la de todos, no nos pongamos puros y castos a estas alturas) tiene una connotación un poco picara. Cuando soplas, el vidrio se infla, cómo es la naturaleza.

3. Tienes que ver las caras de esta mujer que responde al nombre de Deborah.

4. El premio grande es una residencia en el Museo del Vidrio de Corning.

P.D:  y es en serio: como veas un capítulo, los otros nueve se van a ir de una soplada